Conócenos

Esta historia empezó con una madre primeriza a la que de repente se le llenó el teléfono de videos de la misma personita. Su cara, sus manos, sus pies, sus risas, llantos, primeros pasos, canciones, desastres: T-O-D-O. "Mira qué carita": REC. "Ay, que ruidito más mono": REC. "Mira eso que hace con la mano": REC. "Esto no se me puede olvidar": REC. Y así hasta el infinito y más allá.

Y esa madre, a pesar de dedicarse profesionalmente al video y la fotografía, ya no tenía tiempo para editar sus propios recuerdos familiares. Y no paraba de preguntarse: pero ¿qué hace la gente con todos estos videos y fotos?

Y la respuesta es clara: nada. No hacemos nada. Algunas fotos, con suerte, acaban en álbumes que nos da mucha pereza hacer (y casi siempre se quedan en la lista de pendientes), pero los videos… ¿qué hacemos con los videos? Pensamos que, como están en el teléfono, los tenemos para cuando queramos volver a verlos. Pero la verdad es que casi nunca volvemos a ellos. ¿Y en 10 años? ¿Cómo vamos a disfrutar de esos recuerdos si están enterrados entre miles de archivos?

Y así nació amarillo: cuando esa madre decidió poner su experiencia profesional al servicio de otras madres y padres para guardar los recuerdos de sus hijos. Y pronto se convirtió en una idea mucho más grande. Porque no solo grabamos a los peques. También guardamos cientos de clips de viajes, bodas, cumpleaños, navidades, reuniones y aventuras que merecen ser revividas. No podemos perder nuestros recuerdos.

Detrás de este proyecto hay muchos años de experiencia en medios de comunicación, contando historias a través del video, capturando emociones y buscando siempre la mejor forma de conectar con las personas. 

Aquí no hay algoritmos ni fórmulas mágicas. Cada video es único porque cada historia lo es. 

¿Contamos la tuya?